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Viv@Fidel

OPERACION TRIUNFO: DERROTA SEGURA

OPERACION TRIUNFO: DERROTA SEGURA El seudónimo que eligió este devastador programa de televisión no tiene parangón en el convulsionado orbe de la música ligera. Dotado de más de quince personalidades diferentes (aunque todas cortadas por el mismo unívoco patrón), en todas y cada una de ellas brilla el mate de la oscuridad y la interrogación. ¿Quiénes son los incautos que brotan de sus paneles y decorados?. ¿De dónde vienen?. ¿A qué lugar se dirigen?. El arte queda paralizado en una esquina observando sin ser visto, esperando que sea reclamado a escena, mas nadie exige su presencia, que pudiera ser molesta para el invisible protector de los ambiguos cantantes que sueñan con la gloria.



Cual infantes emanados del plantel inagotable de un coro de escuela primaria, lanzan su voz hacia el espacio tras haber sido cien veces felicitados por los miembros de la Academia de la Despersonalización Inmediata.

¡ No, no, no ¡... ¡ Brazos arriba, izquierda, derecha, media vuelta, más flexiones, saca el pecho, mete la barbilla ¡... ¡ Camina, baila, salta, entrena, rompe y rasga, come, duerme, pero hazlo ordenadamente; estás en West Point y has de ser un marine de la canción ¡. ¡ No te desvíes un milímetro que me fajo contigo, que te expulso, que te sanciono, que te boto ¡… que te han mandado a casa.

Los protagonistas que logran sobrevivir a este ambiente cuartelero disfrazado de pensión de lujo, almibarado hipócritamente con paternalismo decimonónico, han pasado cien fronteras, dejando la piel en cada escenario, aprendiendo a controlarse, a domeñar instintos, en fin, haciendo un servicio militar a ritmo de balada en un recinto castrense (¿ vendrá de castrar ?) en el que la duda está prohibida, el rock desterrado, el arte enmudecido. Se trata de gritar, de llegar más arriba, mucho más, hasta que Plácido Domingo, el tenor que comprendía y alababa la dictadura de Pinochet, grabe un disco junto a él, como un orgasmo profesional insuperable y jamás soñado.

En esa escuela de mediocridad espantosa está la Ágata Christie de “Los diez negritos”, el karaoke a nivel nacional, el Gran Hermano, los imitadores de los Back Street Boys, las aspirantes a sustitutas de las Spice Girls, los miembros que han suspendido en el acceso a los Coros del Ejército Ruso; todos se dan la mano junto a ellos. Él, que es ella, ella que son todos, todos que son él mismo, o uno para todos y todos son uno. Mosqueteros de la voz, voceros de la mosquetería. Salen de la Academia con el rostro de la inanidad.

Siglo XXI, más cambalache, problemático y hortera, da lo mismo que seas Bisbal, Bustamante, Rosa, Chenoa o el soldado desconocido. Revolcados todos en el mismo lodo, en el mismo oropel de las mentiras piadosas. El cantante ha triunfado y se prepara para iniciar un camino marcado hasta la gloria, levantado por miles de manos blancas que palmotean su ejemplar entrega, su patriótico sacrificio, su abnegación ante la adversidad.

He mirado en los libros de la Academia. Por allí nunca pasaron, porque jamás fueron admitidos siquiera en las pruebas, los amantes de Armando Manzanero, Paquita la del Barrio, Joaquín Sabina, Silvio Rodríguez, Lluis Llach, Bob Dylan, Silvio Rodríguez, Joe Cocker, Tonino Carotone, Pablo Milanés, Gato Pérez, Renato Carosone, Nina Simone, Los Beatles, The Doors, Mick Jagger, Serrat, Camarón de la Isla, Ray Charles, Eric Burdon, y una inmensa lista de elegidos.

“Operación Triunfo” continúa matando la música, lanzando desde su fábrica de artistas mediocres de la canción una ristra impensable de inanidad en sesión continua. Un cuartel que, cómo no, ha roto el compromiso con la inspiración y el buen gusto. Una pensión que quiere ser laureada con el título honorífico de Academia de Creadores. Y en esa batalla no hay victoria posible porque los que salen del redil son sólo eso: cantantes que cantan canciones cantables, cantarínes de la cantera, canarios cantamañanas, cansados y candorosos. Calamitoso. Casposo.

Apartad de mí vuestras voces con anhelos de perfección, dejad que me iluminen el quiebro y la ronquera, el grito y los matices, el duende y la chispa. Vuestras gargantas son sólo eso, túneles por los que chirrían trenes sin destino. Los genios no surgen de las estaciones, sino de la modestia. Los grandes intérpretes no necesitan academias para aprender a triunfar, sino derrotas para aprender a vivir en armonía consigo mismos. Esos triunfos de ahora son la seguridad de la derrota en el mañana.


2 comentarios

Jordan 5 -

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Carlos Azofra López-Angulo -

"Los genios no surgen de las estaciones, sino de la modestia. Los grandes intérpretes no necesitan academias para aprender a triunfar, sino derrotas para aprender a vivir en armonía consigo mismos"

JO-DER qué manera de expresarse, tío. Y yo creía saber escribir... Es justamente lo que me dice un amiguete compositor, de esos jóvenes que nunca tendrían cabida en un programa así. Cada palabra, cada nota, una imagen, un sentimiento, un flotador al que agarrarse para sentirse vivo y en paz consigo mismo. Es un drama personal saber que tienes un don especial y convivir con tu derrota mientras ves clones sin aura en un mundo que cada vez se parece más al retratado en la película Blade Runner.

Suscribo en su totalidad lo expuesto, Carlos, aunque mi corrosivo ADN necesite ver OT, eso sí, como programa de humor que colma la parte más sádica de mi personalidad. También solía ver "El precio justo" precisamente por eso, porque era el mejor escaparate de nuestra vacua e insulsa sociedad. Y reírse descarnadamente de eso es un ejercicio que libera un huevo... Enhorabuena por el blog. No se me ocurre mejor insulto.