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Política

¿Dónde estás Osama?

¿Dónde estás Osama?

Osama Ben Laden, señalado por George W.Bush como la mano ejecutora de los terribles atentados en las Torres Gemelas, hace tiempo que no se molesta en grabar uno de sus habituales mensajes videográficos. “¡Qué cosa más rara…¡”, comentamos varios compañeros en las cálidas tertulias de mi Habana del alma. El archimillonario saudita, que jurara odio eterno a los norteamericanos, ha entrado en un sospechoso mutis roto de cuando en vez por atentados como los de Jordania, aunque siempre resulta que las informaciones no señalan al buscadísimo integrista como responsable directo, sino a las decenas de organizaciones islámicas que disponen de comandos suicidas dispuestos al sacrificio más absoluto: la entrega de su propia vida. Y es que eso que se ha dado en bautizar como Al Qaeda debe ser como un Octopus a lo “20.000 leguas de viaje submarino”, cuando no una Hidra ávida de muerte y caos allá donde se respire ese inconfundible aroma yanqui (israelí), que tanto atrae a las moscas. Pero el moscón más peligroso no es el barbudo islamista. Hay otros que están muy interesados en su picadura, que trabajan en Wall Street y son avisados cuando alguien va a colocar una bomba.
         Y hablando de dípteros, el que firma está un pelin mosqueado con tanto silencio y tantas coincidencias; así que no dejan de ser pertinentes las preguntas: ¿A quien benefician los atentados de Ammán? ¿A quien le interesa una escalada de la violencia social en Europa? ¿Quién obtiene beneficios de todo tipo tras la masacre del Metro londinense? ¿Quién ordenó colocar los siniestros artefactos que causaron tanta muerte en la madrileña estación de Atocha? ¿A quienes interesa sembrar el pánico? ¿Quién utiliza el terrorismo, el integrismo islámico o cristiano, para justificar medidas de control tan brutales como las que hoy son vigentes en EEUU, quieren implantarse en Gran Bretaña o pudieran ser legalizadas en España, donde ya se dio el primer paso con la Ley de Partidos Políticos?. La violencia, en todas sus formas, sólo interesa a los reaccionarios, para inventar y justificar medidas de control inimaginables hace sólo dos décadas.
         Durante la brutal represión franquista (jamás condenada por el Parlamento español, y menos aún por el monarca Juan Carlos de Borbón), que hasta Amnistía Internacional ha considerado oportuno sacar a la luz en estos últimos días, era habitual la presencia de submarinos dentro de las células comunistas, con el lógico objetivo de cazar brujas de forma sencilla, exactamente igual que ese servidor de las Fuerzas de Seguridad españolas que recientemente fue atrapado como tal, aunque su trabajo se desarrollaba dentro de un colectivo radikal con K, comunista y, cómo no, antifascista. Como aquel al que me dirigí durante un concierto de Lluis Llach, para decirle: “¿Tu eres policía, no?”. Su rostro palideció y yo continué: “Es que eres el que más grita, a destiempo, lo de Amnistía y Libertad”. Huyó como alma que lleva el diablo.
         Nadie va a poder demostrar, porque no habrá datos fehacientes ni saldrán a la luz pública hasta 30 años después de la muerte de Bush padre, que George W. es culpable directo o indirecto de las miles y miles de muertes que se han producido en Nueva York, Madrid, Bagdad o Kabul, Ammán o Bali, Casablanca o Londres, en atentados o invasiones armadas, pero, eso sí, con bombas de todo tipo, químicas, bacteriólogicas o de destrucción masiva. Como el cineasta cubano Santiago Alvarez, que acusara subliminalmente (con un corto magistral llamado L.B.J.) a Lyndon B. Johnson del atentado contra Joseph Kennedy, tengo la certeza de que el asesino que se sienta en el despacho oval de la Casa Blanca, es un perfecto idiota (en el sentido más griego del término, o sea, el que no conoce letras), al servicio de los intereses del gran colectivo empresarial petrolero, movido como un pelele mientras los hilos son manipulados por anónimos terroristas que trabajan a destajo en la CIA o el FBI.
         Nadie mejor que un mediocre para actuar como marioneta. (¿No es cierto, José Maria Aznar? A este respecto debo llamar la atención a José Luis Rodríguez Zapatero cuando sale en defensa de las medidas excepcionales adoptadas por la autoridad francesa, sin poner ni un pero). La democracia, al parecer, se ha quitado la careta. La fuerza de la razón ha sido destronada para siempre. Y democráticamente, faltaría más, van a meter en prisión a cualquier ciudadano que sea sospechoso (por sus miradas o vestimenta, digo yo) de pertenecer a una banda violenta. La kale borroka parisina se extiende a varias capitales europeas, provocada sin duda por la precariedad, la inseguridad, el hambre y la desesperación de los miles de inmigrantes que han llegado al primer mundo en busca de una vida mejor. Pero ¿quién aprovecha el estallido social? ¿Quién saca fruto de esa situación? La izquierda no desde luego. Jean Marie Le Pen debe estar en estos momentos frotándose las manos, además de por el reciente cambio político alemán, porque millones de ciudadanos franceses serán manipulados mediáticamente con las imágenes de los desmanes que se han producido en la Ciudad de la Luz, hoy de las hogueras callejeras, el grito, la detención, el estado de excepción, el caos. La derecha se dispone a gobernar la nación donde los derechos del hombre cobraron vida, lo que animará aún más al asesino de la Casa Blanca para que dé otra vuelta de rosca a sus ansias de dominio universal, cueste las vidas que cueste.
         No es raro en absoluto deducir que el miedo general que atraviesan el primer, el segundo y el tercer mundo, es todo menos producto de la casualidad. No es un contubernio judeo-estadounidense. Pero pudiera ser, simplemente, una genial operación maquinada por el Mossad y la CIA. Jamás en la historia reciente se han dado tantos detalles para inferir que  la mano que aprieta no está escondida en una cueva de Afganistán. Y ya que Osama Ben Laden no aparece, cabe preguntarse: ¿Dónde le tiene oculto George W.Bush?.
         Quiero recordar que otro Osama, llamado Luis Posada Carriles, anda suelto y protegido por el presidente estadounidense. Quiero recordar que cinco luchadores anti-terroristas cubanos continúan encerrados en prisiones yanquis. Quiero recordar que en Guantánamo siguen siendo torturados centenares de inocentes, cuyo único delito es haber sido capturados por el ejército de Bush. Quiero recordar que la mafia cubano-americana está tras el asesinato del Fiscal venezolano Danilo Anderson. Quiero recordar que la CIA no se detiene en su afán por matar a Hugo Chávez. Quiero recordar que los gobiernos de EEUU apoyaron las masacres de dictadores sangrientos como Videla, Pinochet, Batista, Duvalier, Franco, Marcos, Mohamed V, Stroessner o Salazar. Quiero recordar que los soldados estadounidenses no pueden ser juzgados por delitos cometidos fuera de su país. Quiero recordar que se sigue matando a niños, mujeres y ancianos en Irak, o que el asesinato de José Couso sigue impune, aún sabiendo quién fue el culpable. Quiero recordar que Falsimedia (El Pais, Canal Plus, Canal 4, etc.) tiene una profunda amnesia voluntaria. Por eso es necesario recordar también las palabras de mi colega y amigo Pascual Serrano:
Los grandes medios no son cómplices del terrorismo, del mismo modo que EEUU o los grandes grupos económicos tampoco son cómplices del terrorismo. Y digo que no son cómplices porque ellos son el terrorismo”.
         Y estoy seguro de que cuando Irak quede definitivamente liberado, Bush y Osama se mirarán tiernamente mientras uno de ellos dice:  “Siempre tendremos París”.

La Fornarina, La Chelito, Marlaska y Garzón

La Fornarina, La Chelito, Marlaska y Garzón

 

No voy a entrar ahora en una valoración social y artística de ese fenómeno musical que desde finales del siglo XIX se dio en llamar el cuplé. Habrá quien me tache de antiguo, de anacrónico, pasado de moda y retrógrado, pero escuchando las monsergas que disparan los programas de las radios españolas (y no digamos la TV) reclamo urgentemente que salgan de las cuevas y antros de la península, hetairas sicalípticas, mancebos volterianos, para iniciar un movimiento que pudiera retratar, con la gracia y el desparpajo de aquellas heroínas de comienzos de siglo XX, esta siniestra etapa de la España monárquico-franquista, en la que los millonarios son cada día más ricos y los pobres más numerosos e hipotecados hasta limites de un Euríbor enloquecido.

 




El cuplé no sólo ayudaba a arrancar una sonrisa en los duros tiempos de las nefastas monarquías borbónicas de Alfonso XII y Alfonso XIII, sino que estableció un punto y aparte en la critica social y política de la época; canciones que significaron algo así como la protesta de los años sesenta, pero con la ventaja para el llamado injustamente “género ínfimo”, de estar entregado bajo un vestido atractivo y pícaro, sensual y provocador, exento de ese trascendentalismo tan mentado por personajes como Aznar y Zapatero, cuya labor por la pacificación y democratización del mundo es tan enorme, como la preocupación de Bush por una atmósfera exenta de venenos y sustancias asesinas.

No es extraño que tras aquella mal llamada guerra civil, cuyos vencedores y vencidos son, por obra y gracia del PSOE, la misma familia, aunque fueran los segundos quienes lucharan por la legalidad, el gobierno del general Franco se vengara del cuplé prohibiendo su interpretación, difusión y promoción, como hoy mismo hacen las autoridades con cuplés-punk o heavy, ska o hip hop, de artistas de la talla de Fermín Muguruza o Sociedad Alcohólica. Los mismos censores con disfraces diferentes.

A guisa de ejemplo, cito versos de algunos de estas obras, cuya interpretación, estoy seguro, llevaría hoy ante los tribunales a sus interpretes, en aplicación de la ley antiterrorista, que tanto le agrada aventar a su señoría  Grande Marlaska, como a Garzón o del Olmo. Por eso, suplico a los jueces que sean benévolos y no prohíban la difusión de estas obras. que hace casi 100 años se cantaban en las txoznas y herriko tabernas de buena parte de la geografía española.

Leamos estos versos:

Yo quiero ver cien nobles
Colgados de un farol,
Racimo que en un día
Vendimie la nación.*(1)

No hace falta mucha imaginación para colegir que, de cantarse hoy este tema, el solista o grupo responsable estaría ya en la Audiencia Nacional acusado de “apología del terrorismo”. Ahí es nada pedir públicamente, nada menos, que el ahorcamiento de cien nobles.
O recordemos este fragmento de “La Gran Vía”:

Van a la calle de Peligros
Los que oprimen al país
Y a la del Sordo va el Gobierno
Que no quiere oír.

Me pregunto: ¿a quien aplicar hoy estos versos del cuplé titulado “El Mozo crúo”?

Cuando Dios creó el cangrejo
Dijo: “Por lo estrafalario,
Tú serás siempre la pauta
Del partido reaccionario”.

En cuplés y zarzuelas no se olvidaban las reivindicaciones laborales. De “El Bateo”, surge un coro de organilleros que canta:

Que declaramos la huelga
Por necesidad.
Nuestros amos nos explotan
Y nos tiranizan tan sin compasión,
Que por eso desde el gremio exigimos
Más retribución *(2)

Menos mal que ni José Maria Fidalgo ni Cándido Méndez estaban allí presentes, porque habrían aplicado al colectivo del manubrio un castigo desorbitado, algo así como lo que se hizo con los trabajadores de Iberia en el aeropuerto del Prat.

Incluso hoy sería demasiado atrevido interpretar lo que Salud Ruiz dejó para la posteridad a comienzos de 1920:

Yo me paso la vida en el Majestic,
En Regina, en el Palace o en el Rom,
Y me bebo catorce o quince whiskies,
Cuatro cocktails, diez sodas y un Pernot.

¡A la comisaría con ella, que es peor que los lideres de la litrona¡, exclamaría Don Baltasar en un ataque de abstemia.
 
Y como colofón de este ramillete de cuplés protesta, que hoy no tienen parangón, traigo
los versos de la obra “El pequeño bolchevique”, creación de Lola Montes en 1919.

A mi no hay nadie en casa
Que me resista,
Porque soy una nueva
Bolcheviquista.
Si algún novio me sale,
Me dura poco,
Pues con las cosas mías
Le vuelvo loco.
Y si conquistarme quiere
Alguno, al fin,
Tiene que decirme:
¡Viva Lenin¡

Pero ya es inútil pensar en que algo así se pudiera repetir, porque el ambiente no es precisamente tan inteligente, libre y democrático. Hoy, las cosas bien pudiera ser de otra manera.

El 26 de Mayo de 1891, la sicalíptica Luisa Campo provocó un auténtico revuelo, al salir al escenario montada en un burro (que se empalmó inopinadamente) y enseñando los tobillos. De haber estado allí cualquiera de los jueces estrella de la Audiencia Nacional, la osada cantante hubiera dado con sus huesos y el animal en una celda de castigo, acusados de escándalo público y maquinación para el hundimiento de la moralidad pública. Porque el cuplé de Zapatero, de Fernández de la Vega, de Marlaska y de Garzón, tiene esta letra:

Soldado de España,
Sin tu querer ya no vivo.
Yo quiero ser muy cristiana
Y que me lleves contigo.

Aunque Juan Carlos de Borbón, prefiere, sin duda, este otro:

Pues los revolucionarios
Son bastante sanguinarios,
Y hay feroces bolcheviques,
Creación de Lucifer,
Que disfrutan atacando
El candor de una mujer.

Me alegro muchísimo de tener a mano casi todos estos discos, como prueba evidente de que en España, sobre todo durante la I y II Repúblicas, hubo mucha más libertad que en el siglo XXI.


(1)      Del cuplé titulado “La Marsellesa”, original de Miguel Ramos Carrión, autor del libreto de la famosa zarzuela ·”Agua, azucarillos y aguardiente”

(2)      Zarzuela original de F.Chueca, A.Paso y A.Domínguez, en 1901



¿Lamenta el PP la tregua de ETA?

¿Lamenta el PP la tregua de ETA?

Evidentemente, el titular de este artículo es una pregunta directa a los responsables de ese partido político. No afirmo otra cosa que plantear mi duda razonable sobre una actitud ambigua, exenta de una mínima confianza en el futuro, por parte de la dirección del Partido Popular (que no de muchos de sus militantes), ante el reciente comunicado de ETA de establecer una tregua permanente.

Acaso la desconfianza y la sospecha en sesión continua son común denominador entre sus dirigentes, herederos de la ideología de los mas siniestros personajes que defendieron a Franco, incluido el ciudadano Juan Carlos de Borbón, quien, aunque tiene prohibido por la Constitución pertenecer a un determinado grupo político, desprende un tufillo derechista más que sospechoso, desde que abrió el tarro de sus malolientes esencias y pronunció aquella mamarrachada insultante que decía: No consiento que se hable mal de Franco en mi presencia.            Pero ese personaje, a pesar de ello, es del agrado de gente que dice ser de la izquierda. O sea, que deben ser zurdos, porque la verdadera izquierda, la del progreso, la cultura y el combate constante por la paz, que aún defiende los mismos postulados que llevaron al paredón a miles de republicanos durante el levantamiento fascista de 1936, es incapaz (aunque me entristece imaginar que a Saramago le importa tres cominos que el tal Juan Carlos sea fan de un asesino como fue el Caudillo) de justificar históricamente la existencia de esta monarquía casposa y retrógrada, para alcanzar la III Republica Federal de los Pueblos Ibéricos, en la que convivirían en perfecta armonía (como lo hicieron cristianos, árabes y judíos en la Córdoba del siglo XI), vascos, portugueses, catalanes, gallegos, cántabros, castellanos, andaluces y demás habitantes de esta puerta del continente europeo. Más impensable fue lo que la comunidad internacional ideó para la antigua Yugoslavia, aunque le costara a sus pueblos miles de muertos. Ni un asomo de rubor tras el desastre. Ni una palabra de consuelo para aquellos daños colaterales, de los que hablaba con repugnante frialdad un sobrino nieto de Salvador de Madariaga que, en 1981 había asistido a un acto multitudinario en el que se pedía que España no entrara en la OTAN. Él llegó a la máxima dirección de esta máquina de matar. Cosas veredes, querido Sancho, que harán temblar las paredes.            Todo anuncio de que la sangre no va a seguir siendo derramada, en cualquiera de las áreas geográficas en las que aún se mantiene el olor a muerte y asesinato, debe ser celebrado por las gentes de bien. ETA prometió hace una semana que había decidido plantar las armas, declarando una tregua permanente. Tras la publicación del comunicado de la organización armada vasca se produjeron todo tipo de reacciones; comenzando por la más optimista, siguiendo por la de aquellos que profesan la incredulidad como religión verdadera, pasando por la más rabiosa (aquella que no soporta en la idea de las  contrapartidas),  y llegando a la de la frustración empresarial, al considerar que los negocios de las agencias de seguridad se van al garete, o a la de la impotencia de quienes verán sus sueldos reducidos considerablemente (Policía Nacional y Guardia Civil), etc.            El Partido Popular, oficialmente, no ha mostrado todavía la menor alegría ante el anuncio de ETA. Por ello, utilizando su hipócrita silogismo de que quien no condena el terrorismo, está ensalzando sus crímenes, deberíamos deducir que si el PP no declara públicamente su esperanza y alegría, ante la noticia de que Euskadi Ta Askatasuna deja las armas de forma permanente, es que sus dirigentes de ahora, Rajoy, Zaplana, Acebes… o su padrino Aznar, lamentan que ETA deje de matar, y por tanto son tan culpables de apología del terrorismo como los que aún permanecen en las cárceles del estado español por ese delito.           Por todo ello, denuncio desde estas paginas esa actitud tan hipócrita, que sólo puede obedecer a motivaciones de carácter crematístico. Y añado que se van a acabar los negocios de aquellos que tienen empresas de protección, de agentes de seguridad y vigilancia, los de blindaje de automóviles, de medios de comunicación alarmistas, de venta y alquiler de sistemas de seguridad interna y externa, de armas de calibre menor. Y me atrevo a decir que descenderá el número de droga incautada a miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado, el de denuncias por tortura y malos tratos en comisarías y cuartelillos, aunque tiemble al pensar en la probable infiltración premeditada dentro de ETA por parte de agentes incontrolados de los servicios de inteligencia españoles, para que de repente surja un grupo de comandos locos que, como sucedió en la localidad irlandesa de Omagh, quieran acabar con las esperanzas de paz y armonía que ahora deseamos más que nunca, para ver a un pueblo entero dedicado a reconquistar sus derechos políticos sin que intervenga el alarido del disparo o el grito de una bomba.  

          Aznar: se han acabado tus días de gloria y miseria. Ahora te toca  anunciar un alto definitivo en tu actividad como defensor de la muerte y las guerras, las invasiones y la mentira constante. Y si no estás por la labor, sería más honrado por tu parte que adoptaras un seudónimo, por ejemplo, Navajero del Pisuerga y lanzarte al monte para que tus seguidores vean los huevos que le echas a la vida. Tu PP estoy seguro de que te seguirá… hasta la puerta, y luego uno a uno se irán a la madrileña calle de Ferraz a solicitar el carné del PSOE, para que este colectivo, que se nutrió en tiempos de Felipe el Mentiroso con delincuentes-militantes como Barrionuevo, Corcuela, Vera, San Cristóbal, Guerra, y otros que ahora olvido, vaya escorándose más y más a la derecha, siguiendo el ejemplo de ese terrorista tan hábil como Tony Blair, miembro de la Internacional Socialista, para oprobio y vergüenza de los millones de militantes honestos de todo el mundo, y acabar bebiendo en el mismo abrevadero que George W. Bush.

 Carlos Tena

                                                                             

¿La Madre Patria?

¿La Madre Patria?

Hace algunos meses, un representante del PSOE llamado José Blanco, tras una extensa reunión del lehendakari con miembros de la izquierda abertzale, declaraba sin que el rubor apareciera en su rostro que “Ibarretxe no se ha reunido con Batasuna, sino con Otegui”, para salir al paso de las habituales descalificaciones políticas que una fascista del calibre de Maria San Gil acostumbra a soltar por la boca, insultando a la inteligencia con el mismo descaro que el siniestro Felipe González, a su vez amigo intimo del televisivo Jesús Quintero, quien ahora está bastante afectado por la detención de un tipo muy allegado a él, que resulta ser uno de los delincuentes mas connotados de la Marbella de siempre. ¡Pobre Loco de la Colina¡… Y es que él, en su paraíso terrenal, aún no se ha dado cuenta de que algo huele a podrido en Sevilla, desde que sus amigos del PSOE colocaron las posaderas en el Palacio de la Moncloa, dejando allá toda la hez y llevándose la mayor parte del papel higiénico.

Para tirar de la manta en esa maravillosa tierra andaluza hacen falta muchos millones, y un par de... Pocos parecen estar interesados en que se vean absolutamente desnudas las miserias, corrupciones, estafas y crímenes de todo tipo que han salido tímidamente a la luz, pero jamás se detenía a los verdaderos culpables, sino a los infelices de siempre. ¿Verdad, Pedro J. Ramírez?               

Es más que obvio que el País Vasco necesita la paz con urgencia, y para discutir sobre ello sobran únicamente quienes vomitan venganza y rabia, crueldad y frustración, ante el nuevo escenario que se ha abierto en Euskalherría. A espíritus formados en el rencor (¿verdad, Garzón, Grande Marlaska, Rajoy, Gabriel Albiac, Zaplana, Gustavo Bueno, Fernando Savater?) no les mueve ningún deseo de normalización democrática, sino la simple, sibilina y subliminal voluntad de torturar y encarcelar de por vida a cualquier militante abertzale, haya sido o no procesado por delito de pertenecía a banda armada. Eso sí, alguno de ellos asegura saber algo de ética. Pero conocer, desgraciadamente,  no es ponerla en práctica.

 

          Que yo sepa, en la nunca desparecida Policía Política española, casos como el del repugnante inspector Melitón Manzanas, espléndidamente ejecutado por ETA durante la dictadura de Franco, eran tan habituales que jamás se dio un paso a la hora de procesar a muchos de los delincuentes que formaban ese cuerpo represivo. Habría caído el noventa por ciento de sus miembros. Fue uno de los mayores errores de la maldita transición. De aquellos barros vinieron estos lodos, por lo que hoy pululan jueces sin escrúpulos que se lavan la conciencia buscando a otros asesinos, pero no en el territorio español, sino en la antigua Yugoslavia, Afganistán, Palestina, Chile y Argentina (jamás en Gran Bretaña o USA), como si cazando militares y policías en aquellos países, se pudieran olvidar las brutalidades que aún se cometen en los cuartelillos y comisarías de la puta madre patria, como dicen por Perú y México cuando se alude a  España.

 

          Esa madre patria no es la mía, sino la que mueve a José María Aznar y a sus secuaces para seguir poniendo barreras a la paz en el País Vasco.

 

          Esa madre patria no es la mía, sino la que aún ha sido incapaz de derogar la ley de partidos políticos que inhabilita (jurídica, que no democráticamente) a Batasuna para ejercer su derecho de representatividad.

 

          Esa madre patria no es la mía, sino la que permite que los medios de comunicación lancen todo tipo de mentiras ante la buena voluntad demostrada por los independentistas vascos.

 

          Esa madre patria no es la mía hasta que no cambie de costumbres, hasta que aprenda a ver dónde están los verdaderos enemigos de la paz, de la concordia y el perdón, que son precisamente los chicos y chicas del PP, esos babeantes fascistas que alaban a Franco en la intimidad y se declaran demócratas de toda la vida cuando salen a la calle a pedir venganza y más sangre.

 

          Esa madre patria no es la mía, ni es europea ni lo será jamás, hasta que esos psicópatas, agazapados en esa extrema derecha, sean ilegalizados en base a su constante apología del terrorismo franquista.

 

          Esa madre patria no es la mía, sino la que seguirá poniéndoselo difícil a sus embajadores (Venezuela, Cuba, Bolivia), en cuyas legaciones además de esos representantes estatales, pasean como perros por su casa una serie de espías del SIN (Servicio de Inteligencia Nacional), que se dedican a conspirar a favor de la reacción más repelente. Intrigantes criminales como los que en su día apoyaron el frustrado golpe contra Chávez, manipuladores que trabajan con los terroristas de Miami para derribar a Castro, agentes con cara de Mortadelo y Filemón que no hacen otra cosa que preparar intentos de golpe de estado, manipulaciones, intrigas y demás estrategias de desgaste, para acabar con cualquier presidente que le plante cara al imperio.

 

          ¿Qué necesidad tiene mi futura República Federal de mantener esa estrategia repugnante, o ese ordenamiento jurídico (verdadero dislate en un país democrático que respetara el sufragio universal), que impide a miles de ciudadanos luchar políticamente por sus anhelos de independería, una vez declarado el alto el fuego por parte de Euskadi Ta Askatasuna?

 

          Solo ocurre lo que ya aconteció en los años setenta, cuando el ejército portugués le dio la lección al español y preparó la revolución más florida de aquella década, luego frustrada y maniatada por los gobernantes británicos y norteamericanos, cuando metieron en prisión a dignos soldados como Otelo Saraiva de Carvalho. Que van con retraso a todos los avances políticos, que no llegan a comprender y aceptar lo que debe ser la libertad.

 

Solo acontece que la madre patria de Aznar, que no la mía,  siempre llega tarde a los conciertos, pendiente de ese motor chulesco llamado “postfranquismo”, que aún no ha desaparecido, sino que es comprendido por ciertos miembros del PSOE que se niegan todavía a condenarlo, prefiriendo, como los jueces inútiles y mentecatos, gastar tiempo y dinero persiguiendo a Pinochet o a Videla, para demostrar cuán progresistas se sienten, y cómo se lavan la conciencia en la sangre ajena. En tanto, su correligionaria Bachelet, cuyo padre padeció hasta la muerte en el Chile fascista, se niega a firmar las leyes que condenarían a los verdugos de su familia, o al asesino de Víctor Jara que se pasea por Santiago como si nunca hubiera hecho nada reprochable.

¿Cabe mayor ignominia, señora presidenta? Aunque tal vez, esa estirada vicepresidenta llamada Maria Teresa Fernández de la Vega también optaría por el mutis, permitiendo al criminal que continuara viviendo en paz y con buen sueldo. Al fin y al cabo se lo han permitido al cubano Raúl Rivero, ese terrorista disfrazado de poeta reprimido y acogido en Madrid como un pobre hombre dedicado al arte.

 

          ¿Qué ordenamiento jurídico es ese que permite la guerra preventiva y el genocidio en masa, que tolera los asesinatos impunes de Arafat y Milosevic, que alienta el terrorismo de estado y permite la tortura indiscriminada? ¿Qué justicia es la que condena al débil, al que nada posee, en detrimento del poderoso? ¿A dónde va esa Europa, injusta y deshonesta, hipócrita y mendaz, sino al desastre?

 

          Qué tiempos tan duros aquellos en los que se comprueba que  aquel Parlamento de 1979 se hablaba un lenguaje mil veces más democrático que en el del 2006.

 Qué tiempos tan curiosos aquellos en los que una mínima objetividad ya te coloca en la izquierda radical, o como decía el clásico, “qué tiempos tan repugnantes aquellos en los que hay que explicar hasta lo obvio”.                                                            

Comunidad de vecinos europeos S.A.

Comunidad de vecinos europeos S.A.
A estas alturas del partido son muchos los ingenuos que aún creen que la democracia existe en el primer mundo. Sin duda alguna más del 50%, que es la cifra habitual de participación en las consultas en que la población ha tenido a bien ejercitar su derecho al voto. Pero esos millones de ciudadanos parece que aún no han caído en la cuenta de que en un referéndum  (sobre todo en España), el presidente y sus ministros NO se vinculan al resultado, cualquiera que este fuese (OTAN, Europa, etc.). Ergo, la voluntad popular queda violentada por decisión partidista. Curiosa interpretación de la democracia.
Por eso, de vez en cuando, el ejecutivo entretiene al personal, cada equis años, para que juegue a introducir un papelito en las urnas, y  elija un buen o pésimo jefe de gobierno, alcalde,  presidente de una comunidad o de lo que le venga en gana al que mande, ya fuera en la universidad, en un colegio de Médicos o un sindicato. En Comisiones Obreras, por ejemplo, ya saben lo que es tener que soportar a un secretario mentiroso, que nunca se consideró a sí mismo como trabajador (Antonio Gutiérrez, aquel que jurara “no entraré jamás en política”, que hoy milita y gana un buen dinero en el PSOE), y luego a un peculiar doctor, al que incluso le divierte castrar las pocas conquistas laborales obtenidas desde 1979 (José María Fidalgo, más cerca de la gran patronal que el propio José María Aznar). El secreto es que, antes de que el ciudadano ejercite el voto en las urnas, un grupo reducido de demócratas a lo Francisco Franco ya ha elegido los candidatos que le da la real gana.

Es una buena muestra de lo que suele acontecer en esos colectivos llamados partidos políticos, por cuya existencia pelearon miles de hombres y mujeres durante los turbios tiempos de la dictadura, pero cuyas mentiras, traiciones y claudicaciones varias, a lo largo de sus más de 25 años de existencia, han sido tan abominables y repugnantes, que en el  2006 se puede afirmar que, además de que la militancia haya descendido en más del 50 por ciento, la confianza de la sociedad en ellos no ha hecho otra cosa que ir hacia abajo con la misma velocidad con que suben los precios. Las causas pueden ser muchas, pero la más espectacular, aunque bien disimulada (sobre todo por los medios de comunicación, salvo excepciones de todos conocidas, que siguen siendo cerrados, perseguidos y multados) es que lo político se ha entregado en bandeja de plata a cientos de empresarios, entre los que destacan, cómo no, los Cuatro Banqueros Jineteros del Apocalipsis.

Las leyes que se han dictado en el Parlamento español a lo largo de este ensayo para la democracia, han ido beneficiando inexorablemente a quienes invierten dinero (desde fuera y dentro) para obtener el máximo beneficio con el mínimo esfuerzo, así como atropellar todo atisbo de participación ciudadana contraria a sus manejos y tropelías. Los derechos del trabajador han sido cercenados de forma paulatina, pero constante; las pensiones reducidas lentamente, pero con firmeza; los beneficios fiscales de los poderosos han aumentado en millones de euros, y las amnistías que Hacienda dicta, en connivencia con Justicia, son tan escandalosas como descaradas, ya que siempre afectan a grandes apellidos, a familiar enriquecidas durante y tras el franquismo. No hay excepciones, aunque existan algunos ladrones de guante blanco encarcelados, que no están allí sólo por haber sido descubiertos in fraganti, sino porque se negaron a repartir el botín, el inmenso Botín, con aquellos que les habían encumbrado al poder económico.

¿Qué puede decir el ciudadano Juan Carlos de Borbón, sobre su profunda amistad con delincuentes como los Albertos, Prado y Colón de Carvajal, de la Rosa, y otros? ¿Qué tiene que argumentar el ciudadano Borbón, acerca de la denuncia, no admitida a trámite, contra su excelsa persona, por apropiación indebida, que el ciudadano Jaume D’ Urgell tuvo a bien presentar en los Juzgados de Madrid, aunque aquél, según la Constitución, no puede ser imputado por ningún delito? Entonces, ¿cómo se puede ser Rey de un país, afirmar que defiende la democracia y la igualdad, sabiéndose libre para delinquir cuando le venga en gana, sin que la Justicia pueda actuar en su contra? Pero qué mas da, si aunque no disfrutara de esa prebenda, sería en extremo impensable que nadie, excepto insólitos ciudadanos como D’Urgell, se disponga a utilizar la vía judicial, sabiendo que la esperanza en un tribunal justo e imparcial es la misma que tienen los únicos presos políticos que existen en Cuba, es decir, los que se pudren día a día en la ilegal base yanqui de Guantánamo, con la complicidad de todo ese primer mundo, tan demócrata; ése que calla vergonzantemente, ésa Comunidad de Vecinos Europeos, Sociedad Anónima.

Hoy da lo mismo decir España S.A., que Polonia Sociedad Limitada, porque tras la caída del muro de Berlín no existen las naciones. Los ladrillos que formaban aquella barrera se han utilizado, multiplicados por mil, en las que hoy se levantan en las fronteras de USA con México, o en las del Reich Sionista que gobierna Israel, donde estoy seguro existen miles de judíos de buen corazón, intelectuales, profesionales y políticos, abominan de la Ley del Talión. El gobierno israelí, con el apoyo yanqui, además de la venia y sonrisa europea, ya no cumplen a rajatabla aquello de ojo por ojo, sino que en su miserable interpretación del Talmud, leen: soldado raptado, pueblo arrasado.

¿Por qué ese otro muro de silencio, ante las insultantes murallas que hoy levantan los dueños del oro y el petróleo? No cabe más ingenuidad, o mayor hipocresía, si es que se mira a otro lado al oír la pregunta. La respuesta es obvia: no existen cuestiones políticas, sino económicas, y éstas las dictan los amos del mundo, los multimillonarios que, lógicamente, no gustan de regímenes donde el socialismo es auténtico, sino de gobiernos leales a la economía de mercado, al neoliberalismo salvaje, a la renuncia constante del principio de libertad, igualdad y fraternidad.

No creo en esa Europa democrática, porque no ha hecho otra cosa que demostrar su salvajismo en los momentos en los que había que demostrar que debe ser el pueblo quien ordene, y no los mercaderes. Y hace pocos años, el pueblo ordenó, de forma alta y clara:
DETENGAN LA GUERRA.

No creo en esa Europa comunitaria, porque es, insisto, una Europa S.A., una multinacional que no es un conjunto de países, de pueblos unidos en un esfuerzo común por la paz y la concordia, sino un entramado de supermercados donde la policía y el ejército actúan al servicio de los banqueros, donde los políticos son sobornados indefectiblemente para seguir permitiendo que mueran los inocentes, donde los diputados se mezclan alegremente con el empresariado, mientras las bombas destrozan a los pueblos empobrecidos.

No creo en ese viejo continente que ha abandonado todos los conceptos por los que luchó en la II Guerra Mundial. Y el más traicionado fue el de derrotar al nazismo. Millones de seres, desde Nueva York a Moscú, entregaron su vida por la democracia, la libertad y la coexistencia pacífica. Pero llegaron los mercaderes y descubrieron que Hitler no era tan satánico porque, ante todo, fue anticomunista.

Por eso afirmo que Hitler no ha muerto: reside cómodamente en EEUU, duerme en Europa, come y asesina en Oriente Medio, pero le estamos jodiendo, y muy bien, en América Latina.

Que quede bien clarito que aquí, en Cuba, desde el 1º de Enero de 1.959, el pueblo comenzó a ordenar. Y esa voz ya se ha impuesto en Venezuela y Bolivia. Es el clamor de quienes piden la paz, de aquellos que están en contra del alarido de los mercaderes que exigen más sangre.