OLÉ, LEHENDAKARI
Ahí es nada masacrar a gente de cualquier sexo, edad y condición, por el aberrante hecho de manifestarse a favor de la paz. No se puede consentir. Ibarretexe lo sabe y ha querido ponerse a la altura de las circunstancias, es decir, imitando las maneras y buenos modales de Francisco Franco, José Maria Aznar, Pinochet o Videla, lanzando a sus mesnadas de la boina roja (como la de los falangistas de José Antonio Primo de Rivera) a la caza y captura de ciudadanos reunidos para pedir, alto y claro, que el proceso de paz no se detenga. Y eso es una ignominia, un sin sentido que ha de ser erradicado de las conciencias del todos los buenos vascos, es decir, de los que no se manifiestan excepto cuando lo mandan desde Madrid.
Ibarretexe se ha colocado donde nadie antes soñó ubicarle, Ya tiene un hueco en la tertulia del ex teniente coronel Tejero, o bien jugando al mus en casa del ex general Galindo, al dominó en el pazo de Fraga (que le podría dar lecciones de cómo asesinar obreros a la puerta de las iglesias vascas), o tal vez en el chalet de Vera, o en el de aquel inteligentísimo ministro llamado Corcuera, que con toda la razón se inventó lo del zapatazo en la puerta para cazar rojos indeseables,
Ibarretexe se ha cubierto de gloria. Ahora ya puede caminar por las calles del País Vasco con la cara bien alta, o ir a Washington para abrazar a su compañero Bush y aprender cómo serán sus pasos futuros a la hora, no ya de golpear, masacrar y disparar a los ciudadanos inermes, sino de estudiar las últimas técnicas de tortura en Irak, en la base de Guantánamo, desplegando a su ERTZAINTZA querida para que Euskadi no se parezca ni de lejos, a Irlanda, sino a Nueva York, Melilla, Bogotá, Madrid o México.
Ibarretxe no era un mediocre, como decía Felipe González (otro de los más inteligentes especimenes de la España del siglo XX), sino un auténtico genio de la política que, por fin, ha demostrado su valor y sensibilidad ante un problema tan grave como el que plantean los independentistas reclamando diálogo.
Desde esta página pido para el brillante Lehendakari, humilde pero firmemente, la medalla, la del Mérito Militar, a ser posible, o la máxima condecoración de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, para satisfacer las peticiones en este sentido, miles de ellas, que sin duda hoy inundan las calles de Donostia, Bilbo y Gasteiz.
Ibarretxe ya puede, incluso, proponerse a Zapatero como ministro del Interior en un futuro gobierno español. Le sobran condiciones, voluntad, firmeza y talante para conversar... con las armas en la mano. Como un moderno demócrata.
2 comentarios
josé luis varela -
josé luis varela -
OPULENTOS
José Luís Varela
Millonarios opulentos de todo el planeta se unieron para defender a uno de sus iguales, están preocupados porqué un miembro de su club de triunfadores no puede hacer lo que le venga en gana, tal como suelen hacer todos los que tienen de sobra gracias a su pacto con el corporativismo salvaje.
Estos acomodados, que han aceptado toda la mezquindad con que el sistema capitalista los ha convertido en privilegiados ajenos a la realidad de los problemas del resto de los mortales, creen que las perversas prácticas mercantiles usadas por las corporaciones y grandes empresas para trastocarlos en dioses malcriados de la Grecia antigua, multiplicadores de las ganancias de sus jefes, no responden a una necesidad mundana y mercantil, presumen que a cada uno de ellos, Dios los ungió para destacarlos por sus talentos prodigiosos.
Estos malcriados que aceptan de forma supuestamente ingenua los designios del poder, reciben gustosos el premio, una cantidad excesiva e irrespetuosa de dinero para hacer lo que les venga en gana, para vivir fuera del contexto de la realidad arreglando el mundo un día a la semana, metiendo la nariz en asuntos de los que no tienen el menor conocimiento, opinando a diestra y siniestra cuando han dejado de formarse intelectualmente desde mucho tiempo atrás, el hecho de tener alguna destreza artística les ha hecho creer que pueden administrar presupuestos propios de gobiernos, a intervenir en guerras, a juzgar y sentenciar sobre el destino de muchos, como gigantes salidos del mundo de la literatura que juegan con miniaturas.
¿Cuantas mentiras se pueden esconder detrás de un comunicado en el que un grupo de artistas muestra su preocupación porqué en Venezuela no se respeta la libertad de expresión? ¿A cuantos kilómetros de la verdad está el supuesto atropello en contra del cantante español Alejandro Sanz? ¿Qué sabe este artista y todos los ricachones que se apresuraron a respaldarlo sobre la cotidianidad del tercer mundo, de la pobreza, de la solución a los problemas de los pobres? ¿Qué pueden saber este club de traseros engordados acerca de una revolución socialista?
Entonces no crean que su libertad es la de los pobres, que su arte es el de los pobres, que su sensibilidad es la de los pobres, que tienen la menor idea desde sus mansiones, yates, aviones, banquetes, mascotas, piscinas, hoteles, salones de lo que conviene al necesitado, reconozcan sus limitaciones, saben cantar, o bailar, o actuar, pero no tienen ni la sensibilidad ni la formación ni el conocimiento de lo que conviene a los pueblos, porqué no tienen nexo con él, son una elite acomodada que valida la desigualdad. Es muy obvio, ¿no?
Sigan sus vidas, disfruten de sus riquezas mientras el sistema se mantenga injusto y excluyente, sean felices, pero dejen de colaborar tan grotesca y dolorosamente con los poderosos, magnates que imponen su ley, y menos aun convirtiéndose en la vanguardia de los grandes medios para tergiversarlo todo, no sean la cara visible de la Matrix mediática
En vez de solidarizarse con el español y su disputa malcriada y absurda con un presidente legítimo, díganle que a pesar de lo difícil que es practicar la humildad cuando se ha pactado con el diablo y se tiene mil veces más de lo que se necesita, mientras niños del mundo entero mueren cada segundo, aconséjenle que haga lo que sabe, y hagan ustedes lo propio lamento desilusionarlos, pero desde sus posiciones nunca están arriesgando nada, no son símbolo de libertad, ni de utopía, ni de esperanza, son unos ricachones al servicio del poder económico y de sí mismos.