No sé quién fue el que dijo la frase: “
Qué tiempos nos ha tocado vivir... Ahora hay que explicar hasta lo que es obvio”. La rotundidad del aserto contiene un enorme vendaval de imágenes que los medios de comunicación intentan explicar de forma unívoca, en un mundo mediático manipulado por diez familias con el suficiente dinero como para erigirse en los detentadores de la libertad de expresión. De la suya, más bien, que no la de una inmensa y silenciosa mayoría, que asiste al espectáculo circense en el que lo privado impera sobre lo público, y sobre el público, que ya no es ni distinguido, ni amable, ni querido, excepto si gasta su salario en mantener la llama de esos poderosísimos agentes de la seguridad estatal, disfrazados de diarios, emisoras de radio, de televisión y páginas web del mismo pelaje.
Tienen el enorme mérito de haber logrado el esperanto en la interpretación de la realidad circundante. Un mismo idioma en el que los buenos son los que más asesinan, y los que esos mismos medios llaman terroristas, son, en muchas ocasiones, cada vez más, personas, grupos y colectivos que se defienden de otro horror más grave: el que supone la legitimación de la ilegalidad más insólita. El todo vale ha sido superado.
La barbarie de Hitler, mil veces filmada, millones de veces expuesta en la pantalla, era denunciada de forma universal. Sesenta años más tarde, asesinatos en masa, invasiones ilegales, genocidios consentidos, son justificados por el aparato mediático, salvo las más que heroicas excepciones que todos conocemos. Invocando unos valores cuya significación queda a años luz de las verdaderas intenciones imperiales, el mundo contempla, peligrosamente adormecido, cómo los terroristas de traje de seda y corbata de marca, ordenan ejecuciones, masacres y bombardeos de todo tipo. Sólo ellos tienen el derecho de matar, de cortar de cuajo la vida de inocentes, que son
daños colaterales, según afirmó uno de esos asesinos aún no juzgados por los tribunales internacionales, esos mismos que toleraron el crimen que supuso la muerte de
Milosevic, la ejecución brutal del delincuente
Ceaucescu, el ahorcamiento de
Sadam Hussein, el envenenamiento de
Arafat, los mismos que callaron cuando
Pinochet y
Franco masacraban a quienes defendían la democracia.
La ley del más fuerte se ha impuesto definitivamente. El cow boy que dispara más rápido, que tiene comprado al sheriff, es quien dicta las normas de conducta. Ese final en el que el supuesto bandido era condenado, mientras la ley y la bondad, el amor y la concordia triunfaban, ya no existe ni en el cine. La victoria está siendo del Terrorismo de estado globalizado, por acción u omisión. La nausea es ya insoportable. Hagamos historia del vómito de sangre, de esa inmensa lista de muerte legitimada hasta límites increíbles.
En 1946 la marina francesa bombardea la ciudad de Haifong, en Vietnam, asesinando a
millares de civiles; empieza entonces una larga guerra de liberación en la que, sólo hasta 1955, los franceses habían matado a más
1.200.000 vietnamitas Dos años más tarde, en Deir Yassin,
trescientos palestinos eran asesinados por Israel después de obligarles a abandonar sus tierras.
En ese mismo 1948 los imperialistas dividen Pakistán e India
asesinando a 300.000 inocentes.
Durante los procesos de independencia en Madagascar, Argelia, Marruecos, Túnez y África, esos mismos “demócratas” pasaron por las armas o a cuchillo a más de
medio millón de civiles.
En 1950 se produce la invasión de Corea por el ejército de EE.UU., que además amenaza con lanzar bombas nucleares sobre China
. Miles de víctimas en ambos bandos.
En 1952 la policía francesa asesinaba en Marruecos a
52 independentistas y en el 53, en Kebia
, sesenta y cinco palestinos fueron ultimados por los legionarios israelíes, por reclamar la devolución de sus tierras.
En 1954 la CIA y los marines norteamericanos derrocan a Jacobo Arbenz, presidente popular de Guatemala, elegido democráticamente en las elecciones más limpias que jamás se han celebrado en ese país, hasta nuestros días.
En 1956 Estados Unidos invadía la República Dominicana, una vez más con sus marines; masacre de palestinos en Kaf Kassem; tropas británicas lanzan ataques con todo tipo de armamento matando a
10.000 independentistas kenianos; empieza la guerra por la independencia de Argelia: Francia asesina a
UN MILLON DOSCIENTOS MIL argelinos Desde 1962 a 1975, las tropas de EEUU matan a
TRES MILLONES Y MEDIO de Vietnamitas, utilizando bombas prohibidas por la Convención de Ginebra. La Comunidad Europea no emite ningún comunicado de condena.
En 1961 la CIA y el Pentágono asesinan al revolucionario Patricio Lumumba. En 1964 derrocan al Gobierno Popular del Congo y al Gobierno de Janio Quadros, presidente de Brasil. En 1965 el gobierno de EEUU ayuda al dar un golpe de Estado en Indonesia, el del general Suharto, asesinando a
500.000 comunistas de aquella nación; y en esa misma fecha la CIA organiza y ejecuta el crimen de Malcom X en Harlem.
1967: Estados Unidos e Inglaterra promueven la guerra de Biafra, Nigeria, que duraría tres años. Europa sigue callada.
1968: La policía norteamericana asesina en Chicago al presidente de los Panteras Negras; bombardean los campos de refugiados en Líbano.
1970:
Treinta escolares palestinos son asesinados en los ataques aéreos a Bahr el Bakr; Septiembre Negro:
mil palestinos son asesinados por las bombas israelíes. La Unión Europea mira hacia otro lado.
1972: En Derry, el Ejército británico mata a
trece manifestantes. John Lennon compuso en honor de los asesinados la canción “Sunday, bloody Sunday”.
1973: La CIA y el Pentágono derrocan al Gobierno de la Unidad Popular, en Chile, que preside Salvador Allende; Europa emite un tímido mensaje de protesta ante los hechos, pero no retira sus embajadas. Únicamente Olof Palme, a la sazón presidente de Suecia, ordena a su legado que acoja en la sede la embajada a cuantos chilenos lo deseen.
En ese mismo año. asesinan a Amílcar Cabral, dirigente independentista guineano; la CIA promueve y financia la guerra y la represión en Bangla Desh: más de
TRES MILLONES de muertos.
1975:
Ochenta muertos en los bombardeos israelíes, con armas de EE UU, contra algunos campos de refugiados palestinos en Líbano
1976: Otros
diez campesinos palestinos mueren en las manifestaciones de los territorios palestinos ocupados
1977: La CIA y el gobierno de EEUU financian y apoyan el golpe de Estado y la dictadura en Argentina:
quince mil asesinados, treinta mil desaparecidos, casi dos millones exiliados, nueve mil encarcelados; y poco más tarde, de nuevo el gobierno de Estados Unidos, a través de su agencia de inteligencia y el Pentágono, auspicia un golpe militar de corte fascista en Corea del Sur.
1980: Represión en la República Centroamericana de El Salvador:
sesenta y cinco mil muertos y siete desaparecidos; represión en Turquía, sin contabilizar Kurdistán, con más de
mil asesinatos, casi un millar desaparecido, 665.000 detenidos, 11.000 encarcelados; y por si fuera poco, EEUU financia y apoya la guerra entre Irán e Irak que dura diez años:
600.000 muertos.
1982: Invasión del Líbano, con el resultado de
20.000 muertos; masacre en Shabra y Chatila:
18.000 muertos y 35.000 heridos; miles de islamistas asesinados en Hama (Siria), durante una insurrección.
1983: Los marines de EE UU invaden el Estado caribeño de Granada. Europa calla vergonzantemente ante el hecho. Ronald Reagan lo justifica. Europa opta por el silencio.
1984: En Marruecos, la policía mata a
cien manifestantes en la revuelta del pan. El rey Juan Carlos de Borbón no dice nada. El gobierno de Felipe González tampoco. La monarquía alhauita es “hermana” espiritual de la española.
1986:
Trescientos presos políticos son asesinados en la cárcel de Lurigancho, Perú, mientras 25.000 personas son asesinadas en calles y los desaparecidos superan los once mil. La Comunidad Europea, tan demócrata, calla.
1987: Empieza la Intifada palestina, con más de
dos mil asesinados por Israel.
1989: La aviación y los marines norteamericanos bombardean e invaden Panamá, secuestrando al presidente Noriega, que está en la cárcel; la cifra de muertos,
varios miles, sigue siendo materia clasificada. Europa no emite ni un mensaje pidiendo explicaciones.
1990: El Ejército profesional de Israel asesina a
veintidós palestinos en la explanada de las mezquitas.
1991: Guerra y bloqueo contra Irak, con un saldo de
TRES MILLONES de muertos; partición y guerra de Yugoslavia: 200.000 muertos. Javier Solana está muy satisfecho.
1992: Invasión de Somalia por marines norteamericanos, provocando
millares de muertes, sin cuantificar.
1993: Invasión de Sudán; golpe de Estado de Yeltsin, diseñado en EEUU, contra la URSS.
Diez mil asesinados.
1994: Masacre en la mezquita de Hebrón donde son asesinados 52 palestinos; en Ruanda UN MILLÓN de muertos; el Parlamento francés abre una investigación para saber la posible responsabilidad de su país. Un detalle muy democrático.
1998: La OTAN bombardea Yugoslavia con armas radioactivas proporcionadas por Estados Unidos, que hoy permanece en la zona balcánica. Javier Solana sigue encantado.
2001: Atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York. Tres mil muertos.
2002: Se desencadena la guerra total contra el Islam. Los medios hablan del Terrorismo Internacional. Se acusa, sin pruebas a Ben Laden. Se culpabiliza indirectamente a Sadam Hussein. Invasión de Irak: doscientos mil asesinados. Ejecución de Sadam.
Europa continua callada. Los demócratas sólo han reaccionado ante la masacre en Nueva York. Las víctimas eran norteamericanas, y eso es muy diferente. Hay que matar a mil árabes por cada ciudadano en USA. Faltaría más. Bueno, faltan muchas masacres en nombre del Imperio, así que añade a esa relación las que el lector crea que hemos olvidado. Gracias anticipadas.
Nota.- Y gracias también le sean dadas al abogado Juan Manuel Olarieta Alberdi, que ha tenido la paciencia de recopilar la mayor parte de esos vandálicos hechos, verdadero récord del Terrorismo desplegado y legitimado por los distintos gobiernos de EEUU y sus aliados de todo el mundo.